El nombre de los modos se debe a que en las regiones Doria, Frigia, Eolia o Lidia se practicaban cada uno de estos modos. También has leído los increíbles cambios en el estado de ánimo de los jonsuis que producía cada modo. Eso era debido a que los filósofos griegos creían en el poder casi milagroso y mágico de la música. Por ejemplo, Platón pensaba que la música podía hacer a los ciudadanos más justos. Los filósofos llamaron a este efecto Teoría del Ethos. También existían modos para diferentes ocasiones: unos para los poemas de contenido lírico, otros para las oraciones a Baco, otros para los banquetes…

 

Tras su muerte, Boecio siguió siendo admirado y respetado por los músicos de toda Europa. Suponemos que, siglos después, los músicos medievales leerían sus relatos acerca de los jonsuis y los poderes de la música. Admirados de las maravillas musicales de Keke, visitaron la isla para aprender los modos de Ixión. Entonces alguien pensó que el Canto Gregoriano debía emplear el mismo sistema de los modos, y hacer que cada canto siguiera uno. Pero utilizaron sólo los cuatro modos de Ixión, eso sí, sin ponerles el nombre griego.